Ante la indiferencia del dueño, de líderes sindicales, de autoridades de Conciliación y Arbitraje y poco a poco de la propia sociedad, han transcurrido ya mil 260 días (3 años, 5 meses y 12 días) de la huelga en el emblemático hotel Virrey de Mendoza del Centro Histórico de Morelia.

Las puertas cerradas del lujoso hotel, las banderas rojinegras que marcan la huelga, las casas de campaña instaladas en el portal Matamoros y la escasa venta de dulces a la que han recurrido los pocos trabajadores que se mantienen en el movimiento, han dejado poco a poco de llamar la atención. Se han tornado indiferentes para el colectivo social, al paso de los largos días de huelga.
Fue el 19 de marzo de 2019 cuando estalló el movimiento huelguístico, el cual fue precedido de lo que muchos consideraron un exceso de la administración del hotel, encabezada por el dueño único Ramón Toca Treviño, al retener las propinas que clientes satisfechos por el servicio brindado por camareras, afanadores, garroteros, secretarias, meseros y cocineros, daban a veces de manera generosa y en otras ocasiones cubriendo apenas “el diez”.

La acción provocó la protesta airada de los empleados que reclamaron para sí las propinas, al considerar que éstas se ganaban con base en un buen servicio; el dueños no lo vio así y se dieron “encontronazos” que culminaron en despedidos de quienes encabezaron las protestas.
De ahí vino la huelga que tras intervenciones de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje y de centrales obreras como la CTM y la COR (que disputaron la titularidad del Contrato Colectivo) se declaró legal.
Han transcurrido ya mil 260 días sin una solución. De un total de 43 empleados que iniciaron el movimiento, varios han desistido y aceptado los ofrecimientos de la patronal. Los menos se mantienen ahí, en su manifestación poco a poco opacada por la indiferencia… paulatinamente enviada al cajón del desdén del colectivo social.






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