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Opinión

El intento de salvar a la nación

Jorge Álvarez Banderas

El menoscabo o merma en el ánimo de la destrucción de la nación mexicana no lo lograremos   cientos   o   miles   de   personas   que   promovimos   el   Juicio   para   la Protección   de   los   Derechos   Político-Electorales   del   Ciudadano,   frente   a   la determinación   del   pasado   viernes,   por   parte   del   Instituto   Nacional   Electoral   al beneficiar al   “oficialismo” por   la manera   de  la  designación  de  los  espacios  de representación proporcional en el Congreso General.

Quienes   promovimos   dicho   medio   de   defensa   en   materia   electoral, contamos con interés para accionar válidamente, toda vez que, de acuerdo con la línea   jurisprudencial   de   la   Suprema   Corte  de   Justicia   de   la   Nación   y   la   Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, tenemos un interés   legítimo   para  impugnar   la   validez   de   la   asignación   de   curules   por   el principio de representación proporcional, frente al fraude a la ley realizado por el partido   “oficialista”,   ya   que   con   su  asignación,   surte   un   efecto   distorsionador directo la desvalorización de los votos emitidos el pasado 2 de junio, lo que se traduce en una afectación al derecho al voto igualitario.

El sistema o principio de representación proporcional es, en su conjunto, una correspondencia armónica y sistémica de los distintos objetivos y finalidades que  importan  la  conformación  del representación política mexicana, por lo que entender   sus   bases   de   manera   aislada   y   en   lo  individual   implicaría   el desconocimiento   del   proceso   de   evolución   histórico   y   ladesnaturalización   del principio, al tratarse de un principio constitucional que permea en todo el sistema jurídico,   por   lo   que   aislarlo   en   su   interpretación   tiene   como  consecuencia despojarlo  de  su naturaleza de principio constitucional  y  convertirlo en simples reglas de aplicación directa sin contenido vigente.

Las elecciones no son un fin por sí solas, su propósito, como lo indica la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es el de establecer la voluntad del pueblo con respecto a su gobierno; son procesos para conferir legitimidad para gobernar,   y   para   resolver   pacíficamente   la   competencia  política,   una   elección genuina   es   aquella   en   la   que   el   resultado   refleja   las   preferencias  del   pueblo expresadas libremente; el que una elección y sus resultados gocen de credibilidad dependerá del grado en que se respeten los principios democráticos, entre ellos, el de la universalidad del sufragio, sobre todo si asumimos que el acto de votar tiene   sentido   porque   cuenta   con   un  valor   intrínseco,   votos   que   no   se   han respetado en legal forma. @lvarezbanderas