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Opinión

Más maíz, más país

Frente, ante la calamidad

Arturo Hernández Tovar

A unos días de que, con le asistencia del reconocido líder Cuauhtémoc Cárdenas se realizó el Foro por la Recuperación de la Agricultura Nacional convocado conjuntamente por la Facultad de Economía de la UNAM y organizaciones campesinas de productores de maíz, de los valles del Yaqui y El Mayo, Sonora y Sinaloa, así como de Tamaulipas y otros lugares del país, la desesperación de los campesinos empezó a desbordarse en vialidades urbanas y carreteras.

Las imágenes transmitidas por algunos medios dejan ver tractores e incluso yuntas y troncos (dos mulas tirando de un arado) “arando” en las grandes avenidas de ciudades o en carreteras, lo cual bien puede ser augurio de una nueva sublevación del campesinado, ahora no por “Tierra y Libertad”, sino por “Más Maíz, Más País”.

En aquel Foro por la Recuperación de la Agricultura Nacional, economistas de la UNAM, dirigentes de productores de maíz y otros granos, expusieron crudas cifras resultantes de sus investigaciones y de duras experiencias en el cultivo de la tierra, y la angustia que les invade a la hora de comercializar sus cosechas, por no lograr recuperar siquiera lo invertido. Y, peor aún,por hundirse más en la desesperanza no obstante que ahora exista un gobierno comprometido con atender esas ya añejas carencias.

Los dirigentes de los productores de granos de alimentación básica de los valles del Yaqui y El Mayo, y sus vecinos de Sinaloa, Sonora y Tamaulipas, hicieran un llamado en ese foro a que las instituciones públicas de Educación Superior del país se unan y hagan causa común ante este gran reto, a favor de todo el pueblo.

En este llamamiento aludieron a lo que el Ing.Cárdenas plenteó precisamente en su libro “Por una democracia Progresista... Debatir el Presente para un mejor futuro”, pues las instituciones de educación superior tienen el alto deber departicipar activamente en la solución de los grandes problemas nacionales. Y, éste, el de garantizar la alimentación del pueblo, es de primer orden.

Al desbordarse la angustia de productores en avenidas, carreteras e incluso en aeropuertos en estados como Sinaloa, Jalisco, Guanajuato, Michoacán y otros, el secretario de Agricultura, Julio Berdegué, apenas alcanzó a reunir a unos cuantos representantes en su oficina para tratar de concertar acuerdos de emergencia para paliar lo concerniente al actual ciclo primavera-verano, comprometiéndose a que este lunes 27 de octubre a las 11 de la mañana anunciará los resolutivos.

Pero lo que los productores y ahora también losinvestigadores platean y exigen son medidas de gran calado, de fondo y a largo plazo, no aspirinas otra vez como lo hacían anteriores gobiernos. El reclamo es dejar atrás verdaderamente la noche del Neoliberalismo Económico que tanto dañnó al país y sobre todo a los más desposeídos.

Es exigencia que el gobierno de la Transformación demuestre en el campo que lo es y asuma el control rector del sector agropecuario con una política pública que rescate al agro con certeza para asegurar la autosuficiencia y la soberanía alimentaria de México frente a acciones de guerra y otras amenazas que está blandiendo el gobierno del llamado (¡valla paradoja!) “Pelos de elote”.

Y es que el riesgo de calamidad es ensombrecedorsi se evalúa que la alimentación elemental a base de tortilla del pueblo mexicano depende en almenos 50 por ciento de la importación que se hace del país del norte. La pregunta angustiante es, ¿qué pasaría si Estados Unidos del Norte decide no vendernos más maíz o aplicarle altos impuestos?

La compra de maíz al país vecino es bajo el señuelo de que es más barato que producirlo aquí, porque los agricultores de allá tienen grades apoyos que los campesinos mexicanos no reciben.

Por eso es que resulta urgente diseñar y emprender una verdadera política pública agrícola que asegure la autosuficiencia y por ende la soberanía alimentaria de México, escuchando para ello no sólo las voces manifestadas e iniciales estallidos sociales con maquinaria agrícola lanzada a las calles, carreteras y aeropuertos, sino también a los investigadores de instituciones de enseñanza superior que, cono se consigna en el libro del Ing. Cárdenas, no pueden permanecer ajenas a estos grandes problemas. En efecto el foro convocado por la Facultad de Economía de la UNAM y otros encuentros promovidos por instituciones en Hidalgo, dan cuenta de que sí tienen interés en participar, pero a la vez hay queja de que no se les escucha. La expectativa es que ahora que hay una Presidente de la Republica que es científica, no dude en echar mano de esos aportes para ciertamente transformar la agricultura y darle el sitio de sector estratégico que requiere, con una política que desarrolle planes de producción que aseguren que haya MÁS MAÍZ, pues con ello habrá MÁS PAÍS. Esto es, que tengamos autosuficiencia y soberanía en este sector, lo que habría de traducirse en alegría de hacer producir la tierra.

Por supuesto que deberá tenerse especial cuidado de que sean las grandes empresas como Maseca y otras trasnacionales, las que se chupen los apoyos y engorden aún más las ganancias estratosféricas que ahora tienen en tanto que los productores registran pérdidas de 30 por ciento o más.

Ciertamente el Gobierno de la Transformación ha hecho suya el lema campesino: “Sin Maíz no hay País”, y ha avanzado en exaltar esta planta como parte de la identidad de México, al mismo tiempo que ha lo grado establecer prohibiciónconstitucional a la invasión de maíz transgénico procedente del exterior, pues ello es comprobada amenaza a la salud humana y desde luego a la pureza de esta qramínea descubierta, desarrollada y heredada por nuestros ancestros.

Pero la alarma ha sonado con el estallido de un movimiento social que otra vez inicia en el campo. Al gobierno encumbrado ahora auténticamente por el pueblo corresponde dar cauce a ese reclamo, pero yendo al fondo y hasta diseñando planes de trabajo colectivo con la concurrencia oficial y campesinos para convertir en graneros las grandes extensiones de tierra que en Michoacán y otros estados ya han demostrado que son propicias para ello. Ya nuestros antepasados en otros estados como Hidalgo, luego del reparto de la tierra experimentaron exitosamente la “siembra en común” donde comunidades enteras se volcaban a trabajar juntos haciendo extensas milpas que aseguraban la tortilla y propiciaban dividendos para obras sociales.

¡El tiempo apremia y las tripas gruñen!