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Truena iglesia católica de Coalcomán contra gobiernos federal y estatal; población rehén del crimen

Ante la nueva embestida del crimen organizado en contra de la población de Coalcomán, al cortar de nueva cuenta la carretera y dejar incomunicados a los habitantes de Los Laureles y Ticuilucan, la iglesia católica lanzó un enérgico reclamo a los gobiernos federal y estatal, por el abandono, falsas promesas e inacción para devolver la tranquilidad y paz robada a las comunidades. “Es una pena. Demasiado sufrimiento para esta pobre gente”, reclamó uno de los presbíteros de la jurisdicción religiosa.

A través de una carta dirigida al presidente Andrés Manuel López Obrador y al gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, el párroco del templo de Santiago Apóstol, Jorge Luis Martínez Chávez, destaca “hace cien días que nos robaron la paz, nos despojaron al derecho fundamental al libre tránsito, nos taponaron las carreteras. Ustedes la saben, lo han sabido y se han hecho sordos a nuestras quejas”.

“Los ciudadanos de Coalcomán estamos sitiados. Les hemos lanzado reiteradas llamados de auxilio, hemos solicitado su apoyo, hemos pedido lo que es justo, que ejerzan el poder y dispongan de la legítima autoridad que les entregamos para que cumplieran con el deber fundamental que todo Estado que se precie de serlo, tiene que cumplir: salvaguardar la vida y la seguridad de sus ciudadanos. ¿Qué hemos conseguido? Solo un persistente olvido y algunas promesas huecas. Promesas engañosas que suscitaron esperanzas que paulatinamente hemos venido perdiendo”, remarca el documento.

En otro de sus párrafos, la carta señala: “Hatsa el día de hoy ni el gobierno federal, ni el gobierno estatal nos han entregado resultados. Nos han ignorado en el terrro de los hechos. Dolorosamente tenemos que recordarles que en Coalcomán seguimos anhelando y seguimos esperenado que la llegada de la ´Cuarta Transformación´ nos devuelva un poco de nuestra paz y nuestra campirada tranquilidad”.

“Aquí en nuestras montañas y serranías solamente se ha domiciliado la violencia, el miedo, el terror. Ustedes no han venido a apuntalar la paz con justicia en nuestras calles y mercados. Cabe reconocer que el gobierno ha sido generosos en el vaporoso terreno de los discursos, y que han tenido a bien rezagarnos proyectos, promesas que bi se han concretado en nuestras comunidades, sino que siguen colgadas en un remotísimo futuro, mesas y más mesas de diálogo que no han cambiado nuestra desgraciada situación. Tan omisa y complaciente actitud ante nuestra desgracia no encuentra justificación alguna.

El nuevo ataque a la carretera que comunica a Coalcomán, ha dejado incomunicadas a al menos 300 personas de las poblaciones de Los Laureles y Ticuilucan , ante la desesperación y la zozobra de mujeres, niños y ancianos y el temor de los hombres que temen ser atacados por los criminales.

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