El estado de Michoacán se encuentra en quiebra técnica, con deudas por casi 50 mil millones de pesos, que se enrolan en tres grandes apartados: deuda pública por 21 mil millones; déficit por 13 mil millones, donde se incluyen más de 3 millones de impago a maestros; además se deben 4 mil 800 millones al ISSSTE, mil 580 al IMSS, 500 a Pensiones Civiles y también hay una deuda bancaria a largo plazo. Sin dejar de mencionar que se tienen compromisos con proveedores diversos.
Así lo desglosó el gobernador electo de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, al dar un panorama económico de lo que espera a la nueva administración estatal, a 3 días del fin del gobierno de Silvano Aureoles Conejo.
“Silvano Aureoles deja una estela de crisis financiera, de inseguridad y de ingobernabilidad, derivado de que desde hace 3 años el mandatario abandonó sus funciones y se lanzó al ruedo político-electoral”, mencionó Ramírez.
En consecuencia y para hacer frente a la compleja situación -detalló- se realizarán una serie de ajustes al aparato administrativo, que incluyen la desaparición de las 15 oficinas regionales en el interior del Estado; además de que “no habrá más helicópteros, sí para cuestiones de emergencia y seguridad, pero no para funcionarios… adiós al derroche”.
En la rueda de prensa de los lunes, Ramírez Bedolla reiteró su decisión de deshabilitar como unidades programáticas presupuestales a la Coordinación de Comunicación Social, la Consejería Jurídica, la Oficina del Ejecutivo y el Despacho del gobernador.
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