Jorge Álvarez Banderas
En 1799 Don Manuel Abad y Queipo, vicario general de la diócesis de Valladolid (hoy Morelia) en la Provincia de Mechuacán, como parte del Reino de México, dentro del Virreinato de la Nueva España, dirigió al rey una pública protesta, en nombre del obispo y cabildo catedral, contra las injustas desigualdades económicas y sociales y el desposeimiento de indios y mestizos; su propuesta entonces consistía en una ley agraria de evolución que permitiese al pueblo, por arrendamiento a largo plazo, de veinte a treinta años y libre de impuestos, el roturar y cultivar las grandes tierras baldías de los latifundistas; una reforma agraria sensata y sana nunca vista por gobierno alguno en México a la fecha.
En un día como hoy, 21 de abril de ese mismo año 1799, una vez establecidos los Estudios de Derecho en la entidad por la generosidad de una excelsa mujer, Doña Francisca Xaviera de Villegas y Villanueva; Pedro de la Portilla, un criollo pobre, cobrador de contribuciones, era apresado por la denuncia hecha por su primo Isidoro Fernando de Aguirre, como conspirador de las instituciones virreinales, once años antes precisamente del inicio de la guerra de independencia, movimiento que el pueblo denominó como la “conspiración de los machetes”, un movimiento sin duda alguna precursor del de 1810.
La vida como las estaciones del año es de ciclos, los ciclos de la naturaleza son en general idénticos, los ciclos de la vida contrario a los de la naturaleza debían de ser distintos, debido a la generación de toma de conciencia de la sociedad, sin embargo, al parecer la toma de esta conciencia es arrastrada por un pesado lastre, que no hemos sabido soltar para ser más ligeros. A doscientos veintitrés años de los anteriores sucesos, hoy vivimos situaciones análogas, un Sindicato de Profesores Universitario que no representa a sus agremiados,
generando inconformidad con sus acciones cual institución virreinal de aquel entonces, al igual que el patrón, siempre buscando el interés personal o de grupo en lugar de atender a la comunidad de manera general.
Los “Derechos del Hombre” consignados en la Constitución de la otrora República Mexicana de 1857, reformados en 1917 a “Garantías Individuales” en la actual Constitución de los Estados Unidos Mexicanos y consignados como “Derechos Humanos y sus Garantías” el 10 de junio de 2011, no se pensaban en 1799, lo sorprendente es que hoy que celebramos la instauración de dichos estudios, existen personas que en funciones de autoridad universitaria en el discurso dicen respecto de dichos Derechos promoverlos, respetarlos protegerlos e incluso garantizarlos y en la práctica son letra muerta, aplican para su beneficio la norma universitaria, hacen de ella una interpretación a modo, para quitar del camino a las personas que resultan no gratas.
¿Qué celebramos?
Al menos hoy no somos merecedores de celebración alguna…
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